19 octubre 2015

Gabi Moya. Un delantero eléctrico



Gabriel Moya Sanz. Nuestro protagonista de "Leyendas del Sevillismo" jugaba como segundo delantero o mediapunta y fue jugador del Sevilla en dos etapas distintas, la primera de 1993 a 1996 y la segunda desde 1998 hasta el año 2000.

Sus comienzos

Gabriel Moya nació en Alcalá de Henares en 1966. Sus primeros pasos en el mundo del fútbol se produjeron en el Algete FC para después militar en las filas del equipo de su localidad, la RSD Alcalá, que por aquel entonces militaba en segunda B. Allí comienza a despuntar en edad juvenil, llamando la atención del Real Valladolid, que se hace con sus servicios en 1986.


En su primera temporada en el Valladolid coincide con Vicente Cantatore, que posteriormente presentaría su dimisión una vez disputada la primera jornada, y luego con Xavier Azkargorta, dos técnicos que posteriormente entrenarían al Sevilla. En el Valladolid también jugaba un jovencísimo Onésimo, que también vistió la camiseta sevillista una década después. Moya, que por aquel entonces tenía 20 años, debutó en primera división saliendo desde el banquillo en la primera jornada de liga. En su primera temporada en la élite, el atacante madrileño participó en 24 partidos y marcó su primer gol en primera división en el Santiago Bernabeú frente al Real Madrid.

En su siguiente campaña, la 1987/1988, Vicente Cantatore regresó al Valladolid y Moya gozó de total confianza por parte del técnico argentino, llegando a participar en 35 partidos de liga, en los que logró marcar 8 tantos. Su excelente temporada se vió recompensada con su debut en la selección sub 21.


En la temporada 1988/1989, Moya perdió cierto protagonismo con la llegada al equipo del delantero yugoslavo Janko Jankovic y la competencia en su posición de Peña, Fonseca y Alberto. Aún así, participó en 19 encuentros, anotando un solo gol. El Valladolid, con Fernando Hierro en sus filas,  alcanzó la final de la Copa del Rey en esta campaña, donde cayeron derrotados frente al Real Madrid por un ajustado uno a cero.


Internacional con España

La campaña 1989/1990 fue la de la consagración definitiva de Gabi Moya en primera división, donde llegó a disputar 33 partidos de liga, en los que marcó 8 tantos, y además debutó en competiciones europeas, pues el Valladolid participó en la extinta Recopa.
Curiosamente, en esta campaña, Moya anotó un hat trick frente al Sevilla en la jornada nº 31.  Su excelente rendimiento le llevó a debutar con la selección española en diciembre de 1989, en la victoria de España ante Suiza con resultado de 2-1.
                                                     
   
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La temporada 1990/1991 acabaría siendo la última de Moya en el Valladolid. El delantero internacional participó en todos los partidos de liga, siendo titular en 35 ocasiones y marcando 7 goles. El atacante sumó tres internacionalidades más a lo largo de la temporada, anotando su primer, y a la postre, único gol con la selección española. Sus buenas actuaciones llamaron la atención del Atlético de Madrid, que consiguió su fichaje para la siguiente temporada.


Su fichaje por el Atlético de Madrid


Moya militaría en el Atlético de Madrid durante las temporadas 1991/1992 y 1992/1993, bajo las órdenes de Luis Aragonés.
En su primera campaña, el atacante disputó 32 partidos de liga y anotó 5 goles, además de conseguir su primer título, la Copa del Rey. Moya disputó la final como titular frente al Real Madrid. Esta campaña sería la última en la que jugó con la selección española, sumando un total 5 internacionalidades.
La siguiente temporada no fue tan exitosa para el delantero. Luis Aragonés, su gran mentor, fue destituído en la jornada nº 20 del campeonato tras una mala racha de resultados. Esa circunstancia y la fuerte competencia motivaron que Moya solo participara en 23 partidos de liga, 17 de ellos como titular, en los que hizo 6 goles.


Su llegada al Sevilla


En la temporada 1993/1994, el Sevilla contrató a Luis Aragonés para que se hiciese cargo del equipo, lo que facilitó el fichaje de Gabi Moya a sus 27 años por 70 millones de las antiguas pesetas. El técnico madrileño gustaba de traer jugadores de su confianza a sus equipos, y la buena relación que mantenían las directivas del Sevilla y del Atlético de Madrid posibilitaron que varios futbolistas desembarcaran en Nervión procedentes del Manzanares, entre ellos, el propio Moya, Soler y Ferreira.

Su primer gol como sevillista fue en este amistoso contra el Atlético de Madrid:

Moya se encontraba más cómodo sobre el terreno de juego actuando como mediapunta o segundo delantero, donde explotaba sus principales virtudes, y a veces partiendo también desde los costados. El atacante demostró en el Sevilla sus buenas condiciones; gran velocidad, un arranque explosivo, habilidoso con el balón en los pies, pícaro y oportunista en el área... Además de ser un atacante muy dificíl de marcar para los defensores rivales. Promediaba una media de 7 u 8 goles que solían ser acompañadas por numerosas asistencias.

En su primera campaña como sevillista, Moya se compenetró muy bien con Davor Suker, formando una gran delantera. El delantero español participó en 35 encuentros de liga y marcó 6 goles, aunque el Sevilla se quedó a las puertas de entrar en Europa al finalizar la campaña.
En su segunda temporada en Nervión, la 1994/1995, el punta sevillista calcó los números de la anterior campaña en cuanto a partidos y goles, consiguiendo además clasificar al Sevilla para jugar en la Copa de la UEFA. El delantero madrileño se había convertido en uno de los jugadores más queridos por la afición sevillista.


En este vídeo podéis ver los goles del Sevilla durante la temporada 94/95, Moya participa en muchos de ellos con el 8 a la espalda:

En su tercera campaña como sevillista, la 1995/1996, Luis Aragonés ya había decidio no continuar en el Sevilla. Ese mismo verano, antes de comenzar la temporada, se produjo un auténtico desastre para la entidad, pues el Sevilla descendía administrativamente a segunda B junto al Celta, debido a un retraso en la presentación de unos avales, como exigía la Ley del Deporte.
El sevillismo vivió momentos delicados de incertidumbre durante quince días, provocando una manifestación multitudinaria del sevillismo en pleno mes de agosto sin precedentes, exigiendo la permanencia del club en primera división.


Finalmente y ante las presiones, la Liga dió marcha atrás y amplió la competición a 22 clubes, tras haber ascendido a Albacete y Valladolid para que ocuparan las plazas de Celta y Sevilla.

Tras el triste suceso, el Sevilla acabó realizando una mediocre temporada, sellando la permanencia en la última jornada y finalizando en el duodécimo puesto. El conjunto sevillista inició la temporada con el técnico portugués Toni, que fue destituido tras disputarse las primeras ocho jornadas de liga. Posteriormente, el club decidió poner en su lugar a Juan Carlos Álvarez, que por aquel entonces entrenaba al filial, pero los resultados del equipo hicieronn que finalizara la temporada Víctor Espárrago, que dirigió al conjunto sevillista las últimas 19 jornadas de liga.

A pesar de la mala temporada en líneas generales, Moya fue uno de los jugadores más destacados, participando en 36 encuentros de liga y anotando 8 goles. Además también tuvo muchos minutos en todos los encuentros europeos que el Sevilla disputó hasta caer eliminado frente al Barcelona, al que anotó un gol en aquella eliminatoria de octavos.
Una vez finalizada la temporada y concluído el el contrato que le vinculaba al Sevilla, Moya decidió cambiar de aires y llegó a un acuerdo con el Valencia, que dirigía Luis Aragonés, una vez finalizado.


Su corta etapa en el Valencia


En la campaña 1996/1997, Moya había cumplido los 30 años y afrontaba su primera temporada en el Valencia junto al entrenador con el que mejor había rendido, y con jugadores de la talla del Piojo López, Mendieta o Romario.

A pesar de la competencia y de que el entrenador madrileño fue despedido una vez transcurridas las primeras trece jornadas, el punta madrileño gozó de cierta confianza por parte del sustituto de Luis Aragonés, el argentino Jorge Valdano.
Moya participó en 35 partidos de liga y marcó 7 goles, uno de ellos al Sevilla en el Pizjuán, que no celebró. También disputó 7 encuentros de UEFA y anotó dos goles en la competición europea. Aunque su rendimiento fue de más a menos, su temporada fue bastante aceptable. A pesar de ello, al finalizar la campaña, el Valencia llevó a cabo una regeneración importante de la plantilla que llevó hasta a siete de sus jugadores a incorporarse al Mallorca, siendo Moya uno de los damnificados.

Bonita experiencia en el Mallorca


En la temporada 1997/1998, Moya aterrizó en la isla de Mallorca, en donde coincide con el exsevillista Monchu y con unos jovencísimos David Castedo y Pep Martí, que posteriormente escribirían sus nombres con letras de oro en la historia del Sevilla Fútbol Club.

El Mallorca, un recién ascendido en la categoría, realizó una espectacular temporada bajo las órdenes de Héctor Cúper, llegando a disputar la final de la Copa del Rey, donde cayó derrotado en los penaltis frente al Barcelona. Moya, debido a las lesiones, no tuvo el protagonismo deseado y participó en 23 encuentros de liga, en los que anotó 3 goles.


Su regreso al Sevilla, el club donde mejor rindió


En la temporada en la 1998/1999, el Sevilla afrontaba su segunda temporada consecutiva en segunda división con grandes necesidades económica. El Mallorca estaba interesado en Carlitos, que ya había jugado como cedido en el conjunto balear. Finalmente, el Sevilla traspasó a su canterano por unos 500 millones de pesetas aproximadamente, en una operación en la que se incluyó además el traspaso de Gabi Moya al Sevilla, valorado en 100 millones. El exsevillista, con 32 años, volvía así a la que fue su casa desde 1993 a 1996.
Moya, algo mermado fisicamente, ya no era el mismo futbolista brillante que deslumbró en Nervión, anque continuaba siendo un jugador de muchísima calidad, que tendría que afrontar un rol distinto al de su primera y brillante etapa.
El delantero madrileño volvió a vestir la camiseta sevillista en la primera jornada de liga, saliendo como sustituto en el minuto 70 en la victoria del Sevilla frente al Ourense por 3-0. La afición, que sentía un gran aprecio por el jugador, le brindó una espectacular ovación al saltar al césped.
Moya adoptó un papel secundario a lo largo de la campaña como jugador revulsivo, ofreciendo un notable rendimiento, llegando a participar en 33 encuentros, 17 de ellos saliendo como suplente, en los que marcó 4 goles.
El madrileño jugaría un papel decisivo en la última jornada de liga, donde el Sevilla se jugaba el ascenso en La Rosaleda frente al Málaga. El conjunto sevillista necesitaba ganar para optar al ascenso, ya fuera de forma directa o teniendo que jugar la promoción. Moya, con su característica picardía, forzó un penalti a los 60 minutos con 0-0 en el marcador, que transformó el griego Vassilis Tsartas, con la tranquilidad que le caracterizaba. Además, el delantero sevillista jugó los dos partidos de la promoción frente al Villareal como titular, que acabó suponiendo el ansiado regreso del Sevilla a la máxima categoría.


Por tanto, el Sevilla afrontaba su vuelta a primera divisón en la campaña 1999/2000. La directiva, que presidía Rafael Carrión, no supo gestionar adecuadamente la situación y la mayoría de los fichajes resultaron ser un fiasco que endeudaron aún más al Sevilla, que acabó con sus huesos en segunda división de nuevo al finalizar el campeonato.
Moya apenas tuvo protagonismo durante la campaña. Participó en apenas diez encuentros, la mayoría de ellos saliendo desde el banquillo, y solo pudo anotar un gol. El madrileño fue sancionado con cuatro encuentros después de la expulsión que sufrió en el derbi disputado en el Sánchez Pizjuán, saldado con victoria sevillista por 3-0 y en donde Moya, salió al césped en el minuto 68 pero fue expulsado apenas quince minutos después tras ser cazado al escupir sobre el escudo del Betis que  Bornes portaba en su camiseta. Genio y figura...

Aquí la prueba:


Una vez finalizada la temporada y consumado el descenso, el delantero madrileño quedó desvinculado del club tras finalizar el contrato que había firmado por dos años. El delantero declararía años más tarde que en la ciudad hispalense fue donde más disfrutó del fútbol. Moya jugó un total 149 partidos de liga con la camiseta del Sevilla entre sus dos etapas, incluyendo los partidos que disputó en segunda división, logrando marcar 24 goles.


Vuelta a sus inicios y retirada

A sus 33 años, Moya se encontraba sin equipo y a pesar del interés mostrado por algunos clubes de México y Estados Unidos decidió volver al equipo donde se había formado, la RSD Alcalá, y permanecer así cerca de su familia. Allí contribuyó al ascenso del equipo a segunda B y al concluir la temporada decidió colgar las botas.

Una vez retirado, trabajó durante un tiempo como comentarista en Telemadrid y mató el gusanillo del fútbol jugando en el equipo de veteranos del Atlético de Madrid. Como nota curiosa, cabe destacar que en diciembre de 2012, fue noticia junto a otros veteranos del Atlético, por ser agraciado con el Gordo de navidad al poseer un décimo premiado compartido con sus compañeros.

Fue nombrado presidente de honor del Algete CF en 2012. Recientemente ha vuelto a jugar al fútbol en las filas del Atlético Garena, un modesto equipo que milita en las categorías regionales de la Comunidad de Madrid. Lo hace compartiendo vestuario con su hijo y a punto de cumplir la cincuentena.

Moya, actualmente.
Fuente principal de datos y algunas fotos: bdfutbol

4 comentarios:

  1. ¡¡Grande Gabi Moya!! uno de mis ídolos de juventud! Actualmente tiene toda la cara de Miguel Caicedo xD

    Muy buena entrada, amigos!

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  2. Totalmente cierto, corroboro el gran parecido con Miguel Caicedo. jajaja

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  3. Recuerdo su último partido con el Sevilla antes de marchar a Valencia con los biris cantando " alfo se muere en el alma cuando un amigo se va ".

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  4. Recuerdo su último partido con el Sevilla antes de marchar a Valencia con los biris cantando " alfo se muere en el alma cuando un amigo se va ".

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